Estás segura de que le quieres, de que su cara es la que quieres ver cada día de tu vida. Que su voz es mejor que cualquier canción y que su olor es tuyo y de las marcas de tu piel. Estás segura de que reconocerías sus pecas con los ojos cerrados.
Pero un día te levantas y te miras en el espejo. Y te ves. Te ves a ti. Te miras fijamente y te das cuenta de que no, de que algo va mal. Que no es ese alguien que tiene que estar contigo. Que no será su cara la que veas todos los días. Que hay voces más bonitas que la suya. Que su olor está en cualquier perfumería y que pecas también tienes tú.
Te das cuenta de que serías capaz de cambiarle por otro en cualquier momento. Te das cuenta de que no, que no funciona, ni por tu parte ni por la suya.
Te das cuenta de que, creías estar enamorada, y en realidad, es solo un amor pasajero.
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