domingo, 4 de septiembre de 2011

Por querer, no hay que disculparse.

Oh, putas tentaciones. Putas adicciones. Puto tú ¬¬
Eres como estar a dieta y tener justo delante un pastel de chocolate, con virutas de colores y nata, mucha nata. OH... se me cae la baba.














Pues tú, eres exactamente igual. Tu cuerpo es el pastel, tus labios, las virutas de colores y la nata tus besos.
Definitivamente, adictivo.
Cuantas veces habré soñado ya, con estar sentada en un sofá a tu lado, hacerme la enfadada para que te acerques a mí, y aprovechar para tocarte el culo... (no os asustéis).

Eres de extremos, o más bien, soy yo de extremos. Un día te quiero y al día siguiente te prendería fuego la casa contigo dentro. Pero que nooooooooo, que ahora te quiero.

Deberías pedirme perdón por todas las adicciones que me causas...me vuelvo adicta a tus mensajes, a tus conversaciones, a tus fotos, a tus canciones, a mirar tu cuerpo, a escuchar tu voz, a mirar tu sonrisa o incluso a oler tu ropa. Sí, debes pedirme perdón.
Si lo haces, yo te pediré perdón, por fusilarte a mensajes, por hablarte mucho en las conversaciones, por guardarme todas tus fotos, por mirarte embobada, por quedarme petrificada cada vez que escucho tu voz, por sentir un cosquilleo dentro de mí, al ver tu sonrisa y también te pediré perdón por sentirme protegida al oler tu ropa.

Pero debes saber, que te quiero y eso es algo por lo que jamas, te pediré perdón.




No hay comentarios:

Publicar un comentario