sábado, 11 de agosto de 2012

Nos meten la perfección con embudo.

En la televisión, en el cine, en las revistas.Mires dónde mires hay perfección. ¿Alguien recuerda una sola princesa Disney que fuese fea o que no fuera perfecta? Porque yo no. Es más, en cualquier videoclip en el que la canción trate de la chica “fea” que enamora al chico guapo y perfecto, la chica “fea” resulta ser una chica preciosa con gafas, coletas y que estudia mucho. ¿Y sabeís cual es el resultado? Que millones de chicas adolescentes se miren al espejo y se den asco. Que muchas de ellas piensen que nunca habrá nadie que las quiera tal y como son, que piensen que por tener kilos de más o un poco de acné son menos que cualquier otra chica. Que se sientan inferiores a sus amigas o a cualquier otra chica que conozcan y que derrochen lágrimas cuando se miran al espejo. Y yo me pregunto ¿Era necesario? Era necesario poner un canon de belleza que lleve a enfermedad por no entrar dentro de ese grupo. Si es así, voy a pedir perdón. Perdón por no ser perfecta y no pesar treinta kilos ni medir metro ochenta. Perdón porque no se me noten las costillas ni clavícula. Pero ¿sabeis qué? Que para mí, lo más bonito de la carretera son las curvas, y tampoco pasa nada porque las mujeres tengamos alguna curva más a parte de nuestra sonrisa. Porque sí, muchas de nosotras tenemos kilos de más y no estamos dentro de ese canon de “perfección” pero estoy segura que la mayoría de las chicas “perfectas” que salen en las revistas o en la televisión y nos inculcan como prototipo de chica, tienen inteligencia de menos. Que a fin de cuentas, lo bonito está por dentro, porque una cara bonita no va a ser la que te consuele cuando te sientas mal, y las medidas 90-60-90 no serán las que te abracen y te quieran por como eres; pero esto es algo que a la sociedad le cuesta entender, porque parece ser que para que te consideren guapa hoy en día, debes estar superdelgada y pesar treinta kilos. Así va el mundo.

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