¡Qué tonta!, ¿verdad? ponerte a llorar cuando no encuentras la salida.Buscas un abrazo, pero no uno cualquiera, si no uno de estos que te hacen sonreír y cerrar los ojos a la vez. ¿Quién no quiere uno?
Esto me recuerda a lo que pasó aquel día.
Un día en el que no podía dejar de llorar, todo estaba oscuro, pero allí estaba él. Se acercó a mi y me susurró muy suave en el oído: "¿Sabes? todas las personas tenemos que llorar, llorar mucho para dejar un hueco en el corazón para las sonrisas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario