Aquel día llovía mucho por lo que no les apetecía salir.
-¿Qué hacemos?
Preguntó ella algo aburrida, clavando como siempre la mirada en él.
Se querían muchísimo, ellos si que sabían lo que era aguantar las cosas buenas y malas de una persona. Quizás por eso es que están siempre juntos, casi inseparables.
Él estaba tumbado en el sofá con el brazo caído y con la mirada fija en la tele, aunque si ver nada, ya que estaba apagada.
Al ver ella que no le contestaba, se acercó a él haciéndose la remolona y se tumbó entre sus piernas, acurrucando su cabeza en el cuello del chico.
Éste, le acariciaba el pelo con la yema de los dedos, mientras apoyaba con suavidad los labios sobre su cabeza, dándole delicados besos.
Ella adoraba estar así. Escuchando el silencio que producía el no decir nada, el decírselo todo con caricias y mimos.
-¿Puedo preguntarte algo?
Susurró con los labios pegados al cuello de él. El chico, seguía sin contestar y se limitó a asentir con la cabeza, esbozándole una amplia sonrisa.
Le encantaba, todo lo que veía en él, le encantaba. No soportaba estar más de un día sin ver aquella sonrisa.
-¿Por qué tardaste tanto en venir? Estuve demasiado tiempo esperándote...
El chico, soltó una tierna carcajada y abrazó a la chica, pegándola más a su cuerpo.
+¿Sabes? el porque llegué tarde es una larga historia.
- Bueno, en ese caso no me importa, tengo todo el tiempo del mundo.
Sonrió divertida al saber que su chico no tenía muchas intenciones de contarle aquella historia.
-¡VAAAAAAAAAAAAA!
Estiraba de su camiseta y le agarraba de las mejillas, jugueteando con su cara.
+Vale, te lo cuento, pero para, que me haces daño.
La chica, dejó su cara en paz y se acomodó de nuevo entre sus piernas y sobre el pecho de él. Aquella sensación era increíble.
+Todo empezó un día, cuando me dejaron en mitad de un camino, con un coche negro, muy viejo por cierto. Estuve más de dos días conduciendo por aquel estrecho y oscuro camino, hasta llegar a un cruce, podía elegir ir por la izquierda o por la derecha. ¿Cuál crees que elegí?
La chica escuchaba muy atentamente su historia, la voz que tenía la llevaba a un mundo del que no sabía nada. Soltó una carcajada fuerte.
-Conociéndote elegiste la derecha seguro.
+Así es, elegí la derecha, aceleré con el coche y me dirigí hacía ese lado del camino. Estuve también, casi 2 o 3 días, conduciendo sin parar apenas. Al final llegué y allí había una chica preciosa, parecía una muñeca de lo bonita que era.
La enamoré y ella me enamoró, locamente, pero al cabo del tiempo me demostró que no era lo que yo pensaba. Me hizo daño, me hizo perder todas las esperanzas en el amor.
Cuando me dí cuenta, ya estaba de camino otra vez, quería ir por el lado izquierdo, no me quedaba otra.
Llegué tras unos días al cruce de nuevo y entonces, cogí el lado izquierdo, ¿qué fue lo que me encontré? había un atasco enorme, aquello estaba lleno de coches con muchos chicos dentro.
Bajé y le pregunté a uno, que porque estaban todos allí, su contestación fue, básicamente lo mismo que me había pasado a mi, todos habían ido a lado derecho y les habían hecho daño, por lo tanto, cogieron el izquierdo, y ya está, fin de la historia.
La chica se quedó atónita, no entendía absolutamente nada de aquella historia. Levantó ligeramente la cabeza para mirarle y acercó sus labios a los de él.
-Pero con esa historia no has respondido a mi pregunta.
El chico asintió y contestó después, acercando todavía más sus labios a los de ella.
+Llegué tarde por que había atasco. Todos sabían que en lado izquierdo estaba la perfección, esperé y cuando por fin llegué, allí estabas tú.
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