martes, 18 de octubre de 2011

Nunca lo entenderás.

Un dolor recorre por mis muñecas, un dolor que no te hace llorar te hace sentir...vacía, creo que esa es la palabra exacta, luego llega al pecho, donde se hace el dolor mas intenso y tienes la sensación de que no existes, de que no importas, de que... simplemente eres tú, en una cama, llorando bajo las mantas y sintiendo eso, eso que te hace sentir como si estuvieras como quieres estar.
Dicen que este sentimiento se hace llamar soledad, pero no, la soledad es sentirse sólo, como bien indica la palabra, pero lo que se siente se llama...inexistencia.

lunes, 17 de octubre de 2011

Espacio entre dos puntos.

Distancia. Palabra definida como el espacio que existe entre dos puntos. En realidad, a nadie le gusta hablar de la distancia. Muchos dicen que es el olvido. Otros que hace la fuerza y la unión. Otros simplemente, creen que ni siquiera les afectaría. Nadie sabe realmente que significa esa palabra hasta que no la tiene en su boca. Hasta que no pierdes a alguien por culpa de unos kilómetros.
Que al fin y al cabo, son lo que son, distancia. A nadie le gusta estar lejos de quien quiere y menos con miedo a perderlo. Porque aquí no nos vale el típico, “nunca sabes que lo tienes hasta que lo pierdes” vendría mejor un “sabes lo que tienes hasta que llega la distancia y lo pierdes”. Seguramente muchos sabréis de lo que hablo.
Esa sensación, que no se realmente como explicarla. Algo de impotencia y tristeza. Distancia.
Sientes que tu lugar no es en el que estás, que necesitas verle, abrazarle. Te gustaría salir de tu casa y marcar 9 números en tu móvil y decir, “nos vemos en 5 minutos en tu portal”. Pero ¿Por qué no? Siempre es lo mismo, distancia.
Verle cara a cara, no solo escuchar su voz por teléfono. ¿Cuánto darías por tenerle una tarde? No se que duele más que la distancia. No se que es peor, un querer y no poder o un poder y no querer. Nunca entenderé de que sirve la distancia. Pero siempre te queda la esperanza de que algún día, aunque no sepas cuando, dentro de poco, le tendrás cerca, muy cerca, entre tus brazos. Y ahora, os reiréis.
¿De qué? Sí, de la distancia.
Por eso, cuando la gente pregunta ¿Qué es la distancia? Y contestan: espacio que existe entre dos puntos, siempre sonrío.
Si realmente supieras lo que es la distancia, nunca contestarías eso.

sábado, 15 de octubre de 2011

No tienes lo que pides.

-Hola.
-Hola, queria un helado con sabor "hoy no quiero hablar con nadie".
-¿Mediano o grande?.
-Grande.
-Oye, que esto no es lo que te he pedido.
-Ya, es sabor a "tienes una sonrisa muy bonita".

Ya me resbala.

Me resbala si follas o fallas. Si estudias o prefieres trabajártelas. Si odias los domingos o si cuentas por ahí que yo estaba loca por ti. Si eres victoria o fracaso. Si te sigue faltando cerebro o te sigue sobrando de ahí abajo. Si bebes para divertirte o para olvidarte. He aprendido la lección bien aprendida y no me han quedado ganas de volver a verte, ni de noches, ni de mañanas, ni de carreteras, ni de coches,no me han quedado ganas de ti en general. Sólo una indignación que se parece a la resaca de los domingos y un poco de odio hacia todo lo que tenga que ver contigo.Nunca fui tu amiga, pero aún así, soy una de las mejores cosas que han pasado por tu vida, demasiado buena, la verdad. Y cuando llegue el día en el que hagas un repaso de tu lista y sientas ese nosequé porque yo ya no estoy en ella, me verás a años luz de esta pesadilla.

Tardé en saberlo, pero ya lo sé.

Sé que no hay monstruos en el armario, ni los reyes magos te vigilan para ver todo lo malo que haces. Que los malos son muy malos, y los buenos no son tan buenos. Créeme, he aprendido que los conciertos están para dejarse los pies y la voz. Que los besos a escondidas saben mejor. Que un baño de agua fría a veces sienta tan bien como uno de agua caliente. Que el mundo está plagado de personas agradables y, a la vez, de personas que no merecen ser llamadas personas. Ahora sé que no hay calcetines para el pie izquierdo, ni para el pie derecho. Que los tacones a las cuatro de la mañana en una fiesta, ya no están en los pies. Que las medias se rompen muy fácilmente, y que el pintalabios rojo no se borra de las camisas blancas. Y lo más importante, sé que de siete días a la semana, yo te quiero ocho.

Tú lo eres.

Eres como el último cigarrillo del paquete, el último rayo de sol en la tarde, la primera estrella que se aprecia en la noche y la ola que más fuerte choca contra las rocas. Eres los cinco minutos antes de despertar, la primera gota de agua en un día de lluvia, el café ardiendo en una tarde de invierno...y el helado más sabroso en una mañana de julio. Eres la canción más bonita de todas, la montaña más alta y el valle más verde. Eres la sandía más dulce, el chocolate más amargo y el pintalabios más rojo.

Hoy soy yo.

Hoy soy yo la que no va a dejar que la pisoteen, la que va a luchar por lo que quiere, la que se va a entregar en cuerpo y alma por conseguir sus objetivos. Se acabó eso de ir llorando por las esquinas buscando consuelo, he dejado atrás todo lo que me ataba al sufrimiento, hoy más que nunca me toca ser feliz. Prejuicios, bajaros aquí, que ya si eso luego vengo a recogeros. Dudas e inseguridades, tendremos que aplazar la cita para otro día, me ha surgido un compromiso con la felicidad. Dolor, lo siento pero mi vida está completa, cuando quede un hueco libre ya te llamaré. Porque hoy soy yo la que dirijo mi vida, hoy soy yo la que pasa de ti.

Me encanta.

Haces que quiera que pase el tiempo, haces que quiera volver a creer. Haces que en mi vida haya sol otra vez; y te amo, te amo, te amo como nunca amé antes. Haces que quiera dejar de ser yo, que quiera ser otra persona, más linda, más grande, más buena. Haces que te desee sin motivo aparente, haces que te quiera cuando en verdad debería odiarte. Pero no me molesta, al contrario, me gusta. Me encanta que me hagas necesitarte.

De esas.

Soy de esas de las que no necesitan que le digan mil veces te quiero, de las que se conforman con que una vez lo digan y sea de verdad. Tambien soy de esas de las que se rien sin tener motivo y de las que lloran por cualquier tonteria. De las que aun estando muy mal sonrien para que nadie se de cuenta de lo que pasa. De las que dan consejos y no hacen lo mismo. De esas de las que confian rápido y luego terminan mal. De las que buscan algo de verdad, no puros juegos. De esas de las que cuando se mueren por besarle, se aguantan, hasta que el lo haga. También de las que se ilusionan muy rápido. De las que prefieren aguantarse las cosas, en vez de decirlas, hasta que revientan. De las que quieren por encima de todo, de las que cuando aman, lo hacen de verdad. De las que tienen vicio al chocolate. De las que mienten cuando dice que no lo echa de menos, que no tiene ganas de verlo. De las que se dejan llevar. De las que odian que la juzguen antes de conocerla. De las que lo dan todo por amor. De las que piensan que el amor existe, aunque a veces duden de ello.

La magia en lo cotidiano.

¿Qué es lo común en realidad? Ahí es donde en verdad reside la magia, en lo cotidiano, lo que vemos todos los días. Me encanta chapotear en el agua, volar y dejar de sentir la gravedad y el sólido suelo sobre mis pies. Dejar volar mi imaginación es una de mis aficiones favoritas, y soñar casi lo he convertido en un ritual diario. Despierta, dormida, encima de una farola o simplemente tirada en un sofá culturizándome con "Me llamo Earl" mientras me divierto contando los dedos de mis pies. Y alguien dijo alguna vez: ¡Si estoy loca es cosa mía! Yo ojalá lo fuera, porque las mejores personas lo son. Nunca me ha gustado mi forma de ser, mi talla de pantalones, y mi suerte a la hora de hacer los exámenes de matemáticas,... Aunque, sí, la verdadera magia está en lo cotidiano

Tú también te liberas.

Esa sensación, por la que necesitas llorar, no tienes razones o eso crees, pero cuando empiezas, nada te para. De repente estas bien, y a la mínima, has vuelto a caer. Haces una montaña de un grano de arena. No le ves sentido a nada, y lo poco que ves lo ves oscuro. Sientes una tormenta en ti, sientes esa opresión en el pecho, la misma que te atormentó en otros tiempos.
Ya no eres feliz, sin saber porque, has vuelto a caer, no tenías razones, no había motivos, ya no había piedras, o eso creías, pero no siempre quitamos las piedras a nuestro paso, a veces simplemente las esquivamos pero nos olvidamos de quitarlas para no volver a tropezar, hasta que vuelven, siempre vuelven, y hacen que la caída sea aún más fuerte.
Aún así, hay veces que no hay motivos, ni piedras, ni nada, simplemente, lo necesitamos, necesitamos llorar, llorar no es malo, mientras no se haga en abundancia. Pero a veces lo necesitamos, aunque para ello tengamos que poner la canción más triste y escucharla mil veces hasta que por fin caiga una lágrima, y otra tras otra… Hasta que decidamos parar, y no por eso estamos mejor, simplemente nos hemos liberado…

Tengo mis vicios.

Tengo la manía de hacerlo todo de golpe. De pensar en el momento, de olvidarme de lo que viene después. El vicio de no mirar a los ojos y el de confiar a la mínima. El de distraerme por cualquier tontería. El de decir lo que pienso sin reparo alguno. El de que nunca me paro hasta que me caigo, o hasta que consiguen pararme. El de arriesgar al máximo con los bordillos de las aceras. También tengo el vicio de equivocarme, de cometer errores tan grandes que son difíciles de reparar, y luego arrepentirme de ello. Pero sobre todo, mi mayor vicio es el de sacar el lado bueno a la mayoría de las cosas, y sí, se que un optimista es un pesimista mal informado, pero a veces es mejor que algunas cosas "pasen por alto". Lo siento he dicho que tengo vicios, no problemas.

Lo he hecho.

He sonreído para hacer creer que soy feliz, he llorado hasta el punto de quedarme sin lágrimas, he perdonado cosas imperdonables, he olvidado cosas inolvidables, he reído hasta llegar al punto de no poder más. He perdido cosas que marcaran mi vida. He roto el corazón pero también me lo han roto a mí. He hecho oídos sordos demasiadas veces. Me he comportado como una niñata por no tener lo que quería, me he tragado mi orgullo por no hacer daño a la gente. Y lo más importante, hoy he sido capaz de levantarme, mirar al frente y seguir adelante solo por aquellas personas que estan ahí siempre.

Juguemos al juego.

+ ¿Quieres jugar?
- Vale, ¿en qué consiste el juego?
+ Se trata de que tú tienes que esconderte en un lugar donde nadie te vea, ni oigas a nadie, ni te oigan a ti, donde no puedas hablar con nadie, un lugar que esté muy, muy, muy lejos de aquí.
- ¿Y cuándo se acaba el juego? ¿Cuándo tú me encuentres?
+ No, cuando yo te olvide...